Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: ENTUSIASMO A PESAR DEL FRACASO, una reflexión de Jay Emory.
Hace algún tiempo leí esta interesante cita de Winston Churchill, el ex primer ministro de Inglaterra: «El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo». Piénsalo por unos momentos.
La cita me resonó porque las personas que me conocen saben que suelo tener mucho entusiasmo, pero no siempre. Esta cita me recordó que debo de levantarme en medio del fracaso y seguir subiendo la colina, ¡manteniendo el mismo nivel de entusiasmo! Esto puede ser difícil, especialmente en nuestra cultura que, de muchas maneras, nos dirá que cualquier fracaso es para siempre. Sin embargo, como señaló Churchill, el éxito nace del fracaso; y ese éxito será inevitable si perseveramos. Te comparto algunos principios bíblicos al respecto:
1. Es posible crecer a partir del fracaso. La Palabra de Dios dice que nos volvemos más fuertes al enfrentar nuestros fracasos, ¡es una realidad crecer a partir de ellos! La lectura de 2 Corintios 12:9-10, escrita por el apóstol Pablo, quien experimentó duros fracasos y adversidades, nos dice lo que Dios le hizo saber: «…Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. [Y esta fue su respuesta] …de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» [RVR].
Cuando llega el fracaso, mi naturaleza humana dice: «Tranquilízate. ¡Ya no lo intentes de nuevo, Jay!». Sin embargo, la cita de Churchill me recuerda que no debo desanimarme ante un fracaso, sino seguir adelante e intentarlo de nuevo. ¡Y al mismo tiempo debo mantener un alto nivel de entusiasmo!
2. También podemos aprender del fracaso. La Biblia no dice que debamos necesariamente entusiasmarnos con los fracasos. Sin embargo, sí nos da la fuerza para aprender y crecer a partir de nuestros fracasos, incluso en medio de ellos. El apóstol Pablo explica por qué en Romanos 5. Él dice que debemos «…gloriarnos en los sufrimientos» [ver Romanos 5:3]. Otra traducción dice que debemos «regocijarnos» en ellos. Esto nos da una fórmula increíble para considerar:
Sufrimiento + Fe + Tiempo + Confianza en Dios = Esperanza
Santiago, otro apóstol, llega incluso a decir que no solo debemos regocijarnos en los sufrimientos, sino que también debemos «considerar como sumo gozo… cuando nos enfrentemos a diversas pruebas». Pero no se detiene allí. Santiago continúa diciendo: «sabiendo que la prueba de nuestra fe produce paciencia. La paciencia debe completar su obra para que seamos perfectos y completos, sin que nos falte nada» [ver Santiago 1:2-4]. Sin el fracaso y la adversidad, nunca aprenderíamos a perseverar.
3. Hay maneras adecuadas de afrontar el fracaso. Todos los días podemos encontrarnos lidiando con el sufrimiento (también conocido como fracaso) en diversas formas. Estos pueden incluir cosas como: dificultades para comunicarnos con las personas con las que trabajamos; tratar con clientes exigentes, incluso irracionales; no cerrar una venta importante o perder un cliente principal; o enfrentar la decepción y el desánimo cuando nuestro día no transcurre como lo habíamos planeado. ¿Cómo enfrentamos esos momentos de manera apropiada? La clave es darnos cuenta y actuar de acuerdo con la promesa de que la gracia de Dios es «suficiente».
¿Qué debemos aprender de todo esto? Creo que Dios quiere que nos mantengamos enfocados todos los días y oremos diligentemente para que cada día sea exitoso, sin perder el entusiasmo, a pesar de los fracasos y reveses que inevitablemente aparecerán. Necesitamos recordar que Jesucristo nos tiene y no nos dejará ir. Solo Él puede brindarnos una esperanza duradera en medio de nuestros fracasos diarios.